La calle del Agua es la arteria principal de Villafranca del Bierzo. En ella se encuentran diversos palacios y casas blasonadas. Entre las que destacan el Palacio de los Álvarez de Toledo (siglo XVII), El Palacio de Torquemada (siglo XVII) y la pequeña casa morisca del siglo XV que está a su izquierda. En esta calle también nos encontramos con el Convento e Iglesia de San José y la Capilla de Omaña que en su día pertenecía a un palacio que ardió en siglo XX. También se ha de destacar la casa natal del ...
La Calle del Agua fue la Calle con más actividad comercial, artesanal y de tránsito una vez consolidada la Ruta Jacobea, de la que es parte innegable. Toda la calle constituye un auténtico museo de heráldica como también importante muestrario de arquitectura Barroca tanto civil como religiosa.
Según los investigadores, el castillo-palacio de los Marqueses de Villafranca se levanta sobre otro castillo que había construido anteriormente, conocido con el nombre "fuerza". Este castillo fue atacado y destruido en 1507 por el hijo ilegítimo de Pedro Álvarez Osorio, I conde de Lemos.
En 1515 Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, esposo de María Osorio Pimentel, II marquesa de Villafranca del Bierzo, reconstruyó el castillo para ser utilizado como lugar de residencia para el Marquesado de Villafranca del Bierzo.
El V marqués de Villafranca del Bierzo, Pedro Álvarez de Toledo Osorio, a partir de 1600, lo sometió a una serie de remodelaciones. Así, transformó una edificación de tipo feudal en un importante palacio de estilo italiano renacentista, ampliando sus dimensiones y ornamentación.
En 1809, durante la Guerra de la Independencia, fue desmantelado y saqueado durante la marcha de las tropas inglesas hacia la ciudad de Lugo, y más tarde, en 1815 y 1819, fue nuevamente saqueado e incendiado por parte de los ejércitos franceses.
Durante la Guerra de Independencia, la fortaleza también fue usada como cuartel. Esto, a su vez, resultó en la destrucción y el desmantelamiento parcial del recinto.
A mitad del siglo XIX, al terminar las disputas en el territorio, el castillo es restaurado por su legítimo heredero, Joaquín Caro Álvarez de Toledo.
Actualmente, el castillo de Villafranca pertenece a los herederos de María Manuela Caro y Carvajal, hija del tercer conde de Peña Ramiro y esposa del famoso compositor y director de orquesta, Cristóbal Halffter Jiménez-Encina.
El Castillo de los Marqueses de Villafranca tiene planta cuadrangular con cuatro torreones circulares en las esquinas, divididas en tres pisos de madera.
La torre del homenaje destaca por su elegancia y admirable situación. Es de planta circular y está coronada por un tejado de pizarra que es típico de esta zona. Fue realizada en buena mampostería.
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El lugar que ocupa hoy la S.I. Colegiata estuvo ocupado por un monasterio de la orden francesa de Clunny bajo la advocación de Santa María de Cluniaco, tomando como fecha posible de su construcción el año 1070, constituyendo un vestigio importantísimo para la Ruta Jacobea y sus peregrinos.
La crisis que afecta al decadente monasterio en los siglos XIV y XV, hace que el segundo Marqués de Villafranca, Pedro de Toledo, virrey de Nápoles, se plantee la construcción de un soberbio edificio en el siglo XVI, el cual corresponde a la Iglesia que hoy podemos visitar, y sobre todo, que sea fiel testimonio y reflejo del poderío del Marqués en esta época concreta.
Su trazado se realiza bajo un Gótico tardío con elementos propios Renacentistas y fundamentalmente Barrocos, y nos sorprende la parte de los pies de la Iglesia donde se puede ver que se trata de un edificio inacabado, donde se pensaba, según proyecto, hacer una construcción más larga y con otra zona de acceso más monumental y acorde con su conjunto. Sorprende al visitante de forma extraordinaria sus maravillosas y espectaculares bóvedas y cúpula en pizarra.
La Iglesia posee tres naves, siendo la central más ancha que las laterales; y en estas últimas sendas capillas, la que encontramos en la nave de la derecha es la Capilla del Rosario con un retablo de la primera mitad del siglo XVII, dedicado a la Virgen del Rosario que se encuentra en la hornacina central. En este retablo se encuentran tallas de San Francisco Javier, Santa Bárbara, y en la misma Capilla, se encuentra también la Pila Bautismal.
El retablo del Altar Mayor es Neoclásico y dedicado a la Asunción de la Virgen. Coro Barroco Rococó de la segunda mitad del siglo XVIII y destaca en él la Silla Abacial con el tema del "Buen Pastor" y sobre ella el monumental escudo de armas de los Marqueses.
La otra Capilla lateral está dedicada a la Santísima Trinidad que conserva junto con la sacristía bóvedas de crucería del siglo XVI. El retablo también es del siglo XVI, el tema central de la Trinidad se encuentra en el segundo cuerpo del mismo. En el ático tallas de los Reyes Magos y el Nacimiento, los Apóstoles, San Pedro y San Pablo en los laterales y pinturas que representan escenas de la Pasión de Cristo. Se trata de uno de los retablos de estilo purista más importantes de El Bierzo.
Dentro de la Iglesia también podemos observar un retablo dedicado a Santa Marina, que también incluye a San Roque y San Jorge. Justo frente a este, hay otro retablo neoclásico dedicado a la Sagrada Familia. Enfrente de este, se encuentra un retablo más pequeño con la Virgen de Fombasallá, una imagen muy apreciada por los habitantes del pueblo y sus alrededores. También hay imágenes de Santa Lucía, la Virgen del Pilar, Santo Domingo y San Antonio, entre otros.
En la Colegiata se custodian pasos de la Semana Santa: Ecce Homo, Jesús en la Borriquilla, Jesús atado a la Columna y El Cristo de la Misericordia.
Este conjunto arquitectónico se construyó en la primera mitad del siglo XVII, patrocinada por D. Gabriel de Robles y fundada por los jesuitas. La iglesia tiene planta de cruz latina y está compuesta por una nave con capillas laterales comunicadas entre sí. Está inspirado en el Colegio de nuestra Señora de la Antigua de Monforte de Lemos, que a su vez tiene una clara influencia del Escorial.
Estas influencias determinan su estilo arquitectónico, que es herreriano. Tiene también elementos más propios del barroco, como el frontón partido, pero en general su estilo se encuadra en la corriente española del Renacimiento. Algo propio del herreriano es la escasez de elementos decorativos, que se aprecia tanto en el exterior como en el interior, en comparación con otros edificios barrocos de la época.
Las obras comienzan en 1620, aunque la Iglesia es un poco posterior, hacia la mitad del siglo XVII, siendo la fachada y el claustro lo más tardío, posiblemente de finales del siglo XVII o XVIII.
El Claustro del convento está decorado con escenas de la vida de San Vicente de Paúl y pintado al fresco, una de las técnicas más antiguas de la Historia del Arte donde el color conserva la viveza de lo recién pintado, lo hace resistente al paso de los años y aún de los siglos.
La fachada posee dos cuerpos que se separan por una cornisa y están rematados por un frontón con el escudo de la Compañía de Jesús. Según el planteamiento original, la Iglesia estaría situada en el centro, y a ambos lados deberían ubicarse sendos claustros, aunque solamente está construida el ala derecha. Ésta posee planta de cruz latina y la nave se divide en varios tramos. Además, tiene bóveda de lunetos y una cúpula sobre pechinas.
En el interior de la Iglesia se custodia la imagen del patrón de Villafranca, el Santísimo Cristo de la Esperanza, talla sorprendente situada en el primer cuerpo del tramo central del retablo. Dicho retablo es una obra del siglo XVII, realizado en madera sin dorar y que cuenta con tallas como la de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Francisco de Borja y un calvario entre otras. Existe otro retablo a la derecha dedicado a San Vicente de Paúl y otro a la izquierda dedicado a la Milagrosa.
Los jesuitas abandonan la iglesia y el convento en 1767, pero se siguieron impartiendo clases de estudios de teología. En 1822 fue la sede de la Diputación de la provincia del Bierzo, y posteriormente se vendió y pasó a ser un colegio de los Padres Paúles. Durante un siglo funcionó como colegio, hasta 1983, cuando se dejó de impartir clases.
Fue un convento de franciscanos del que solo quedan restos. Su fundación data del 1213, la cual se atribuye a la reina consorte de León, Doña Urraca.
En sus orígenes tuvo otra ubicación en el antiguo hospital localizado en la zona ocupada por el Convento de la Anunciada. Posteriormente hacia el año 1285 se traslada a su actual ubicación. De aquel Convento solo se conserva la Iglesia como única edificación. Se trata de un templo de estilo Románico-Gótico.
La parte más antigua es la que corresponde a la portada de acceso de estilo Románico tardío. El segundo cuerpo de la fachada y las torres del campanario corresponden al Barroco, siglo XVII.
La ampliación de la Iglesia se lleva a cabo en la segunda mitad del siglo XV, en estilo Gótico, con el patrocinio de los Condes de Lemos.
Cabe destacar en el interior del templo su Retablo Mayor, de grandes proporciones, de época barroca y estilo Churrigueresco.
De singular importancia son los enterramientos o la arquitectura funeraria como la Capilla de Ambrosio de Castro donde se puede admirar una bóveda con arcos conopiales del siglo XVI. También destaca el enterramiento de uno de los escritores españoles más importantes del romanticismo, como fue Enrique Gil y Carrasco.
Este templo es lo primero que encuentra el peregrino cuando llega a Villafranca del Bierzo, siendo una de las iglesias del Camino Francés más famosas y con un carácter jacobeo más acusado.
Su construcción fue promovida por Fernando, obispo de Astorga, comenzando hacia 1186 y prolongándose hasta bien entrado el siglo XIII. A mediados de este siglo, se construye también un cementerio en el que se daba sepultura a los viajeros fallecidos en la villa.
De estructura sencilla, esta iglesia románica cuenta con un altar mayor presidido únicamente por la figura de Cristo y con una única capilla dedicada a la Virgen de las Angustias.
Según marca la tradición, en el siglo XV, el papa Calixto III le concedió al templo el privilegio de otorgar el Jubileo a los peregrinos que, por razones de salud, no pudieran alcanzar Santiago de Compostela, atravesando su portada lateral como símbolo de este privilegio. Actualmente, la Puerta del Perdón se abre cada año santo. Durante los siglos XIX y XX, la puerta estuvo tapiada debido a las pestes et pour protéger le temple des assauts.
La Puerta del Perdón está compuesta por cuatro arquivoltas decoradas y ligeramente apuntadas. Las dos primeras cuentan con ornamentación de media caña, la tercera presenta motivos vegetales, la cuarta está formada por los apóstoles y se remata en el centro con un Cristo en majestad o Pantocrátor. A cada lado hay cuatro columnas con sus correspondientes capiteles decorados con motivos como: la Crucifixión, los Reyes Magos, la Epifanía, hojas de acanto, animales fantásticos, etc. Para acceder al interior del ...
Las dos últimas veces que se abrió la Puerta del Perdón fueron el 31 de diciembre de 2009 y 2020, con motivo del año santo que comenzaba pocas horas después y que permitiría a los peregrinos que se encontraran con algún problema físico ganar el jubileo sin llegar a Compostela. En el acto de apertura, el párroco de la iglesia da tres golpes y pronuncia las siguientes palabras rituales: “¡Portones! Alzad los dinteles. Que se alce la antigua compuerta, va a entrar el Rey de la Gloria.”
En el año 2024, la Iglesia de Santiago y la Colegiata de Santa María han sido las sedes de la Edición XXVII de la Exposición "Las Edades del Hombre", bajo el título "Hospitalitas". Dicha edición ha hermanado a la localidad de Villafranca del Bierzo con la ciudad gallega de Santiago de Compostela, donde se ha celebrado esta exposición de manera simultánea.
El encanto de este espacio, que fue anteriormente el Campo de San Antonio y que se convirtió en jardín en 1883, hace soñar a pequeños y grandes, es y ha sido testigo de aventuras y travesuras, y de innumerables encuentros amorosos. Pero, sobre todo, el Jardín es un punto de encuentro para todos los villafranquinos.
El estilo romántico galante de este jardín, con forma ovalada y acabado en herradura en uno de sus extremos, se basó en el modelo francés de parterres rodeados de setos de boj del siglo XIX.
Su trazado está marcado por el laberinto central, con varias entradas y salidas; y su estructura está formada por tres zonas y un paseo exterior. En el centro de cada una hay una fuente, la más destacada está en el medio del jardín, la llamada Chata o Meona que fue comprada tras la desamortización del Monasterio de Santa María de Carracedo.
Botánicamente el Jardín acoge una flora, en gran parte, de Oriente Medio, China, India y Japón, con abundantes y frondosos plátanos y especies como castañas de indias, palmeras, cedros, peonías, lilas blancas o claveles de indias, entre otras.
En este espacio descansan los peregrinos del Camino de Santiago y los amantes de la cultura disfrutan de la Poesía, porque Villafranca es también tierra de grandes escritores y poetas. Es un evento en el que los versos se fusionan con los colores, las luces y los estados del jardín a lo largo de las cuatro estaciones del año.
Las minas de oro de LA LEITOSA, situadas a orillas del río Burbia, son junto con Las Médulas las más espectaculares de El Bierzo. Se estima que en ellas llegaron a excavarse 40 millones de metros cúbicos de tierras aluviales, las cuales, tras ser lavadas para extraer el oro, fueron conducidas hacia el Burbia, provocando el enorme manto de sedimentos, de hasta veinte metros de espesor, que todavía puede observarse a lo largo de la margen izquierda del río.
La tecnología de explotación utilizada, fue similar a la de Las Médulas, con frecuente práctica de la “ruina montium”. El abastecimiento de aguas se efectuaba mediante acueductos -dos son reconocibles todavía- que procedían de la zona alta de la cuenca del Burbia. Se conservan también varios estanques de retención y algunas galerías subterráneas cuyas bocaminas forman una enorme barranca. En las proximidades se han localizado algunos castros donde, probablemente, se asentó la población trabajadora astur: La T...
Este teatro estaba en construcción en 1842, según consta en las actas municipales de Villafranca del Bierzo de ese mismo año y se estrenó como con motivo de la creación de la Sociedad de Teatro de Villafranca, el 26 de enero de 1843.
Nace en el contexto del auge del teatro Romántico y es pues el teatro más antiguo que se conserva en la Provincia de León y entre los pocos teatros históricos del XIX de nuestro país. Ocupa un lugar destacado en el Conjunto Histórico Artístico de Villafranca y, en relación con su puesta en valor, se incorporó el nombre de Enrique Gil y Carrasco, el escritor romántico, crítico teatral y autor villafranquino más conocido del siglo XIX.
A partir de 1903 hubo una importante rehabilitación que concluyó en septiembre de 1905 como reza en una pintura mural sobre la escena. Respetando su estilo que se basa en los cánones estéticos del momento, destacando elementos artísticos como el telón neoclásico o el mural sobre el escenario firmado por Demetrio Monteserín. Tiene un aforo máximo de 234 butacas.
Aunque se inauguró como teatro, a lo largo de su siglo de vida ha acogido actos literarios, musicales, políticos y sociales.
Su construcción se realiza a principios del siglo XVII, siendo su fundador Pedro de Toledo y Colonna, V marqués de Villafranca, II duque de Fernandina y Príncipe de Montalbán. La fundación se debe a los deseos de su hija María de ser religiosa. Se construye en el lugar donde se encontraba el hospital de peregrinos de Santiago. La iglesia posee una única nave, con bóveda de lunetos y cúpula ciega. Su retablo está formado por tres relieves del siglo XVII que representan La Anunciación, el Nacimiento de Cristo y los Desposorios de Santa Catalina. En el centro del retablo se encuentra una magnífica custodia de grandes dimensiones traída desde Italia.
La iglesia, junto con otras dependencias de la clausura, alberga una colección de pintura flamenca del año 1601. La colección se conoce como los ermitaños de la Anunciada, ya que cada cuadro cuenta con un ermitaño como protagonista. Además, dentro de la iglesia se custodia el cuerpo de San Lorenzo de Brindis, Doctor de la Iglesia, declarado como tal por el Papa Juan XXIII en 1959. A los pies de la iglesia se encuentra el Panteón de los marqueses de la villa, destacando el túmulo funerario del V marqués y de su hija María.